viernes, 8 de febrero de 2013

Historia de la Anata Andina

Existen muchos estudiosos que han realizado investigaciones que dan luces sobre lo que es la Anata, expresión cultural que desde 1993 en Oruro se trasladó a la ciudad desde las provincias, para promocionarla y darla a conocer al mundo.

Entonces conozcamos algunas de las definiciones que hacen los investigadores e historiadores que ayudan a conocer estos procesos culturales tradicionales, que van de generación en generación.

Por su parte, el historiador Zenobio Calizaya en el libro "Ahora historia y cultura del Departamento de Oruro", asegura que la Anata conocida como hoy, no se tuvo propiamente como un rito o ceremonia de tributación a la Madre Tierra. Más bien obedeció a cuestiones formales de tributación a quienes ejercía el gobierno del Estado, sean éstos incas o españoles, mediante el mecanismo de las tasas, contribuciones o encomiendas pues se quería que paguen mayores tributos, por lo que los indígenas vestían sus mejores galas y cantaban sus mejores canciones, llegando a casa de los curas (en este caso), el que bendecía las bondades de la tierra. También señala que la Anata no es propiamente un juego, si bien por la naturaleza de su manifestación en época propicia en que se supone sonríe la vida y renace la naturaleza, el común denominador es la alegría y el agradecimiento a la Madre Tierra.

El profesor Alfredo Auza explica en un artículo publicado en la Revista "Urus" que la Anata se celebra en tiempo de lluvia (Jallupacha) por lo que las siembras están en pleno floreo, en cuyos tallos están colgando las "mak’unkas" especie de borlones parecidas a las uvas verdes, que es la semilla.

"Hace años los jóvenes solían jugar con estas mak’unkas, los hombres lanzaban a las cholitas estos borlones y viceversa para cortejar, motivando a celebrar una fiesta en la se animaban con la tarqa.

Hasta hay quienes aseguran que la Anata Andina surgió de las bases del campesinado e impulsado por su dirigencia, en respuesta contestataria al Carnaval folklórico, como señal de un proceso de descolonización de la cultura autóctona, es el caso del antropólogo e investigador, Ramiro Gutiérrez Condori. "El discurso era de descolonización, del Pachakuti (nuevo tiempo); desde un principio, la gente estaba consciente de mostrar su cultura, se trataba de una propuesta contestataria, de decir: este es el verdadero Carnaval", afirma el antropólogo orureño al Periódico Digital PIEB.

Gutiérrez señala que las comunidades campesinas aymaras y quechuas así como las indígenas Urus que habitan el área rural de Oruro, no se veían identificadas en las manifestaciones folklóricas del gran Carnaval folklórico, por lo que se propusieron rescatar sus melodías, instrumentos, vestimentas, coreografía y esencia para manifestarlo en el ámbito urbano.

Para los autores del libro "Anata Andino", Max Zuna e Irineo Zuna que esta fiesta es una parte inseparable del calendario agrícola y lunisolar de la cosmovisión andina. Es el vínculo espiritual de agradecimiento a la Pachamama por las transformaciones, la producción agrícola y por el reforzamiento a la reciprocidad, solidaridad y organización comunitaria. Constituyéndose en el patrimonio viviente, natural, material y tangible de las naciones originarias de los Andes.

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